El misterio de los nervios de hierro en un manuscrito del XVI
Esther no se agobia con la empresa que la ocupa: quitar una reparación antigua que deformaba unos pergaminos manuscritos. No puedo estar más de acuerdo con ella cuando me dice que es más complejo restaurar algo que ya ha estado restaurado, que documentos con perjuicios mucho más aparatosos a primer vista. Esther Carrillo es jefa de restauración del Archivo Nacional de Andorra, y por su taller ha visto pasar proyectos de lo más interesantes.
Izquierda: Esther Carrillo en el taller de restauración. Derecha: Antes y después de la restauración de un legajo muy peculiar del siglo XVI. Una encuadernación flexible en pergamino, de cartera, con la solapa característica y cierre de cinturón.
Me explica que uno de los más curiosos y de entre los que más ha disfrutado fue la restauración de un protocolo notarial de 1505, un documento manuscrito en tinta metaloácida y encuadernación flexible en pergamino. Se llaman así, «flexibles» porque las tapas no tienen otro soporte que el forro (un pergamino), y por lo tanto no son tan rígidas como aquellas que tienen madera o cartón en su interior («tapas duras»). Y sin embargo este legajo era anormalmente duro por el lomo. Cuál fue su sorpresa al descubrir que el agarrotamiento se debía a tres clavos de hierro escondidos en el cosido. Sí, sí: ¡los nervios eran de hierro!
Conviene aclarar que los nervios (la estructura que sostiene las hojas cosidas) suelen ser de piel en los cosidos de esa época, ya sea curtida o pergamino; y son normalmente de cuerdas, o cintas, en estructuras más modernas, pero… ¡¿de hierro?!
En el archivo no les consta ningún otro ejemplo en documentos de la misma época; y a mi el único que se me ocurre son las encuadernaciones con pasadores metálicos… ¡ya en el siglo XIX!
Encuadernación flexible en pergamino: de cartera, con solapa y cinturón. Está cosida sobre nervios metálicos (de hierro). Protocolo notarial de 1505, manuscrito procedente del Archivo Nacional de Andorra. Izquierda: El legajo restaurado, abierto por la primera página. Ampliado (en un círculo), vemos la cabeza del clavo metálico revestido de un hilo grueso, o sea: el nervio inferior. Derecha: El legajo restaurado, cerrado. Tiene solapa, decoración en lacerías sobre piel tintada y cierre de cinturón. En el lomo vemos unos nudos de piel sin teñir que sujetan los nervios metálicos.
Durante la restauración fueron desgranando toda la información que quedaba de la encuadernación original, muy dañada, y han podido reconstruir el legajo con un resultado realmente espectacular. Se restituyeron las lacerías y los refuerzos en piel tintada, de los que sólo se conservaban unos pedacitos; y también el cinturón con hebilla, que hicieron a imagen de los que hay en gran parte de las encuadernaciones de la misma época y fondo documental. Reintegraron las pérdidas en el pergamino y en las hojas, significativamente afectadas por microorganismos. Y en cuanto a los nervios, reprodujeron exactamente la estructura que encontraron, que consistía en tres clavos de hierro todos envueltos en un cordoncillo. El cosido descansa en estos tres cilindros, y después unos nudos de pergamino unen los nervios con las tapas, por el lomo, con el característico cosido entrecruzado.
Estructura de los nervios de hierro en una encuadernación flexible en pergamino. Pantallazo de la documentación gráfica del Archivo Nacional de Andorra. Traducción del texto en imagen izquierda: <em>Encuadernación/ de estilo mozárabe/ Pergamino y piel, con solapa/ Singularidades/ Nervios hechos con hierro recubierto de cordel de cáñamo</em>. Traducción de texto imagen derecha: <em>Cosido/ Nervio original/ Clavo de hierro recubierto de cordel/ original y reproducciones/ Nervio cosido a la tripa del libro</em>.
Celia y Esther se preguntan si el hecho de que en Andorra haya habido des de siempre hierro en abundancia puede ser la causa de esta rareza… A mi entender el encuadernador estaba simplemente experimentando. Si no se han encontrado más casos es quizás porque esta estructura resultó costosa en exceso, o ineficaz. Sea como fuere lo importante es que se ha documentado tal anomalía y que la restauración ha mantenido inalterada la estructura de la encuadernación. Así preservamos este testimonio y posibilitamos estudios con mayor profundidad; ya sea porque esta estructura es única, o porque representa una tipología de ejemplares parecidos.
Esther Carrillo y Cèlia Realp son restauradoras en el taller de restauración del Archivo Nacional de Andorra.
En los talleres de restauración siempre se hacen descubrimientos fascinantes, y es un placer charlar con colegas de profesión que, como yo, se emocionan como niños pequeños desenmarañando casos misteriosos.
Muchas gracias por enseñarme el vuestro, y ¡hasta la próxima!
PS: Me consta que entre mis lectores hay experimentados conservadores y encuadernadores… Espero vuestros comentarios acerca de ejemplos de encuadernaciones con nervios de hierro!
Agradecimientos:
Esther Carrillo y Cèlia Realp, restauradoras del Archivo Nacional de Andorra.
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El misterio de los nervios de hierro en un manuscrito del XVI
Esther no se agobia con la empresa que la ocupa: quitar una reparación antigua que deformaba unos pergaminos manuscritos. No puedo estar más de acuerdo con ella cuando me dice que es más complejo restaurar algo que ya ha estado restaurado, que documentos con perjuicios mucho más aparatosos a primer vista. Esther Carrillo es jefa de restauración del Archivo Nacional de Andorra, y por su taller ha visto pasar proyectos de lo más interesantes.
Izquierda: Esther Carrillo en el taller de restauración. Derecha: Antes y después de la restauración de un legajo muy peculiar del siglo XVI. Una encuadernación flexible en pergamino, de cartera, con la solapa característica y cierre de cinturón.
Me explica que uno de los más curiosos y de entre los que más ha disfrutado fue la restauración de un protocolo notarial de 1505, un documento manuscrito en tinta metaloácida y encuadernación flexible en pergamino. Se llaman así, «flexibles» porque las tapas no tienen otro soporte que el forro (un pergamino), y por lo tanto no son tan rígidas como aquellas que tienen madera o cartón en su interior («tapas duras»). Y sin embargo este legajo era anormalmente duro por el lomo. Cuál fue su sorpresa al descubrir que el agarrotamiento se debía a tres clavos de hierro escondidos en el cosido. Sí, sí: ¡los nervios eran de hierro!
Conviene aclarar que los nervios (la estructura que sostiene las hojas cosidas) suelen ser de piel en los cosidos de esa época, ya sea curtida o pergamino; y son normalmente de cuerdas, o cintas, en estructuras más modernas, pero… ¡¿de hierro?!
En el archivo no les consta ningún otro ejemplo en documentos de la misma época; y a mi el único que se me ocurre son las encuadernaciones con pasadores metálicos… ¡ya en el siglo XIX!
Encuadernación flexible en pergamino: de cartera, con solapa y cinturón. Está cosida sobre nervios metálicos (de hierro). Protocolo notarial de 1505, manuscrito procedente del Archivo Nacional de Andorra. Izquierda: El legajo restaurado, abierto por la primera página. Ampliado (en un círculo), vemos la cabeza del clavo metálico revestido de un hilo grueso, o sea: el nervio inferior. Derecha: El legajo restaurado, cerrado. Tiene solapa, decoración en lacerías sobre piel tintada y cierre de cinturón. En el lomo vemos unos nudos de piel sin teñir que sujetan los nervios metálicos.
Durante la restauración fueron desgranando toda la información que quedaba de la encuadernación original, muy dañada, y han podido reconstruir el legajo con un resultado realmente espectacular. Se restituyeron las lacerías y los refuerzos en piel tintada, de los que sólo se conservaban unos pedacitos; y también el cinturón con hebilla, que hicieron a imagen de los que hay en gran parte de las encuadernaciones de la misma época y fondo documental. Reintegraron las pérdidas en el pergamino y en las hojas, significativamente afectadas por microorganismos. Y en cuanto a los nervios, reprodujeron exactamente la estructura que encontraron, que consistía en tres clavos de hierro todos envueltos en un cordoncillo. El cosido descansa en estos tres cilindros, y después unos nudos de pergamino unen los nervios con las tapas, por el lomo, con el característico cosido entrecruzado.
Estructura de los nervios de hierro en una encuadernación flexible en pergamino. Pantallazo de la documentación gráfica del Archivo Nacional de Andorra. Traducción del texto en imagen izquierda: <em>Encuadernación/ de estilo mozárabe/ Pergamino y piel, con solapa/ Singularidades/ Nervios hechos con hierro recubierto de cordel de cáñamo</em>. Traducción de texto imagen derecha: <em>Cosido/ Nervio original/ Clavo de hierro recubierto de cordel/ original y reproducciones/ Nervio cosido a la tripa del libro</em>.
Celia y Esther se preguntan si el hecho de que en Andorra haya habido des de siempre hierro en abundancia puede ser la causa de esta rareza… A mi entender el encuadernador estaba simplemente experimentando. Si no se han encontrado más casos es quizás porque esta estructura resultó costosa en exceso, o ineficaz. Sea como fuere lo importante es que se ha documentado tal anomalía y que la restauración ha mantenido inalterada la estructura de la encuadernación. Así preservamos este testimonio y posibilitamos estudios con mayor profundidad; ya sea porque esta estructura es única, o porque representa una tipología de ejemplares parecidos.
Esther Carrillo y Cèlia Realp son restauradoras en el taller de restauración del Archivo Nacional de Andorra.
En los talleres de restauración siempre se hacen descubrimientos fascinantes, y es un placer charlar con colegas de profesión que, como yo, se emocionan como niños pequeños desenmarañando casos misteriosos.
Muchas gracias por enseñarme el vuestro, y ¡hasta la próxima!
PS: Me consta que entre mis lectores hay experimentados conservadores y encuadernadores… Espero vuestros comentarios acerca de ejemplos de encuadernaciones con nervios de hierro!
Agradecimientos:
Esther Carrillo y Cèlia Realp, restauradoras del Archivo Nacional de Andorra.